La capacidad lectora (II)

Decía en mi artículo anterior La capacidad lectora (I), que la capacidad lectora era básica para adquirir los conocimientos de todas las áreas.

Siguiendo en esta línea, decimos que es importantísimo que los alumnos dominen las técnicas de capacidad lectora. De esta manera serán capaces de comprender los distintos textos de cada materia curricular.

Nos preguntábamos ¿si el alumno no entiende los textos leídos, puede comprender y asimilar los conceptos específicos de cada materia? Podíamos concluir que sería difícil. Esos alumnos llevarían una gran desventaja con relación a otros que comprendían perfectamente lo que leían.

Aunque principalmente es tarea de los profesores del área de lengua, nuestro equipo pidió al resto de los profesores de otras áreas a que colaboraran con nosotros ya que de esa manera también se beneficiarían ellos mismos en sus asignaturas.

Seguimos insistiendo que es muy necesario que los alumnos comprendan lo que leen ya que repercute directamente en su aprendizaje y en las horas de estudio que dedican a cada materia. Si no comprenden lo que estudian, disminuirán su motivación por esa materia. No os ha sucedido, a vosotros padres, cuando erais alumnos, que si una asignatura la entendíais mejor le dedicabais incluso más tiempo que a aquellas que os resultaban más ininteligibles. Pues a vuestros hijos les sucede otro tanto. Si comprendieran lo que leen, estarían motivados a dedicar más tiempo al estudio.

Pero volvamos a la lectura comprensiva. Independientemente de los maestros/as, los padres tienen un papel importantísimo en este asunto. Ellos son los primeros educadores; si desde que el niño comienza a leer, lo acompañan en esa lectura de cuentos o historias y dialogan con él, despertarán su comprensión lectora de una manera espontanea. Poco a poco también se desarrollará sus sentido crítico. De esa manera los hijos comenzarán a sentir cariño por la lectura porque esos momentos que ha estado con papá o mamá dialogando, será un recuerdo positivo y motivante.

Sabemos que en nuestra sociedad de la imagen y las «Play», hay alumnos que no disfrutan con la lectura o les cuesta más leer, esto conlleva deterioro del estudio y por tanto fracaso. Esto implica desmotivación y dedicar menos tiempo al estudio de las materias que cursa porque le resultan dificultosas para entenderlas. Y si a eso le añadimos el poco tiempo de los padres dedicados a los hijos, tenemos un sombrío panorama. Pero todo tiene solución, sólo tenemos que encontrarla.

José Molero Fernández

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