Hace años, cuando estaba dando clase a los alumnos de primaria, uno de los objetivos que nos marcamos los profesores de lengua fue que nuestros alumnos amaran la lectura. Para ello no propusimos cultivar la lectura con el mismo mimo y delicadeza que un jardinero cultiva sus plantas. Para que crezcan las riega, les pone abono, les quita las brozas y así obtiene unas magnificas flores con colores y perfume distintos.

Lo mismo nos proponíamos nosotros: cultivar las mentes de nuestros alumnos para que ellos desarrollaran sus potencialidades mentales. Cada uno era una individualidad, una magnifica planta a la que había que alimentar, enseñándole a leer de una manera agradable y sin sobresaltos.

Cultivar la lectura en los alumnos

Una de las cosas que hicimos fue hablar con el AMPA para pedirles que dotaran a las clases con una biblioteca para que sus hijos pudieran acceder a ella con facilidad. Era conveniente que los chicos tuvieran a mano libros que los pudieran abrir y ojear. Los libros tienen ese embrujo: que se abren con expectación y se cierran con provecho y eso era lo que pretendíamos con nuestros alumnos: despertar en ellos la curiosidad por lo que dice ese libro que tiene en sus manos.

Decía el más insigne de todos los escritores, Miguel de Cervantes que «el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho». Por ello, con nuestros alumnos salíamos a visitar no solo lugares o edificios emblemáticos sino que acudíamos a las librerías y bibliotecas de la ciudad para que los chicos se familiarizaran con los libros. Nos parecía un buen modo de cultivar la lectura, regando con la abundancia de sabiduría que contenían aquellos volúmenes.

Visitar una biblioteca pública y dar un paseo a través de sus anaqueles, tiene que ver con la serenidad con que se visita un museo.

Cuántas veces hemos oído que un libro es un amigo que siempre está disponible, pero la amistad hay que cultivarla, como decíamos con las plantas, si no la cuidamos mueren. Acariciar la cubierta de un volumen, leer su índice, ojear las primeras líneas o algún párrafo son formas de relacionarnos con el libro, es iniciar una amistad.

Cuando alguien lee un libro o una revista o un comic ya no es igual a como era antes de la lectura. Esa lectura abre nuestra imaginación o nos informa de algo que desconocíamos, nos aporta nuevas referencias o nos sorprende o nos divierte, en definitiva nos aporta nueva ideas y pensamientos.

A los padres hay que decirles que deben cultivar la inteligencia de sus hijos creando en ellos hábitos de lectura y para ello hacerles que amen los libros.

Si un niño convive con los libros, si ve leer a los padres mientras su hermano o hermana mayor ayuda a realizar las tereas escolares del pequeño, seguramente los imitará; pero soportará mal que le manden leer, cuando el resto de la familia permanece ante el televisor comiendo pipas o palomitas. Y es que el verbo leer no soporta el imperativo.

Termino este artículo con dos frases de Jorge Luis Borges que me parecen que centran el amor que hemos de despertar a los hijos y alumnos por los libros:

«De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo…Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria»

y añadía que él siempre se imaginaba el Paraíso como una gran biblioteca.

José Molero Fernández

Campaña crowdfunding para publicar dos libros infantiles medievales

Seguimos con la campaña de crowdfunding para la edición de dos libros de cuentos medievales que ha escrito José Molero y que los ha utilizado en sus clases para motivar a sus alumnos. Esta campaña se encuentra dentro las actividades de promoción de la lectura.

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Campaña para motivar a nuestros niños a la lectura

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